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Mexico
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“Todos los periodistas están en peligro de muerte”

Con violencia y amenazas los carteles y autoridades querían obligar al silencio a los medios en Ciudad Juárez, pero los periodistas en la ciudad fronteriza mexicana se negaron a renunciar a su derecho de libertad de palabra y formaron una red para proteger a sus colegas.

Credits Texto: Ylva Mossing Traducción del sueco: María-Elena Guzmán 10 mars 2013

-Nos han comparado con reporteros de guerra, pero yo creo que nuestra situación aquí es muy especial. Un reportero de guerra viaja a una zona de riesgo y después regresa a su país. Nosotros permanecemos aquí junto con nuestras familias, dice Rocío Gallegos periodista y jefe de información del periódico El Diario, uno de los más grandes de Ciudad Juárez.

En la primavera de 2011 Rocío Gallegos fundó, junto con Araly Castañón Leos, Gabriela Minjares, Sandra Rodríguez y Luz del Carmen Sosa, la Red de Periodistas de Juárez en respuesta a la situación cada vez más insostenible a la que están expuestos los periodistas de la ciudad.

Desde hace tiempo Ciudad Juárez ha sido ciudad clave para el contrabando de alcohol y drogas hacia Estados Unidos, pero en 2008 la violencia empezó a alcanzar proporciones atemorizantes. El cartel de Sinaloa inició una ofensiva sangrienta contra el cartel de Juárez por el control de los corredores del contrabando y en 2009 la ciudad, con una población de 1,3 millones de habitantes, tenía el número de homicidios por cabeza más alto del mundo. En 2010 fueron asesinadas casi 3000 personas, según el Observatorio de Juárez.
- Nuestras condiciones laborales cambiaron a medida que la violencia aumentaba y tuvimos que enfrentar situaciones de riesgo que no sabíamos como manejar. No habíamos sido capacitados para trabajar como periodistas en una zona de guerra, cuenta Rocío Gallegos.

Inesperadamente podía tratarse de entre diez y veinte homicidios que debían cubrirse ya antes de las tres de la tarde, al mismo tiempo que por las calles patrullaban miles de soldados fuertemente armados. Y luego había que hacer frente a esos cientos de afectados que habían perdido a algún familiar cercano.

El reportero policiaco de El Diario, Armando Rodríguez, fue asesinado a tiros frente a su domicilio un día en noviembre de 2008, al igual que el fotógrafo Luis Carlos Santiago en septiembre de 2010. Sin embargo, no sólo los reporteros policiacos han ido a parar en la línea de fuego.
-Todos los periodistas, no sólo quienes escriben sobre homicidios y violencia están expuestos a situaciones de riesgo, sino también quienes cubren temas de educación y atención médica, dice Rocío Gallegos.

Atender a los baleados y cubrir la noticia mientras el olor de sangre permanece aún denso en el lugar del crimen y mientras los asesinos quieren asegurarse de que las balas alcanzaron el blanco, hacen que el personal de las ambulancias y los periodistas sean un blanco expuesto. Los mal vigilados hospitales han sido descritos como “zonas de guerra” desde que miembros armados de los carteles, en varias ocasiones entraron en ellos a la caza de rivales heridos o secuestrando a médicos para pedir recompensa.

Ni siquiera las escuelas se han librado. Hace dos años los profesores de la ciudad fueron amenazados conque tanto ellos como sus alumnos serían agredidos a tiros si no entregaban sus aguinaldos a los carteles. Pero las amenazas e impedimentos contra los periodistas no proceden sólo del crimen organizado, sino también de las mismas autoridades y la policía. Puede tratarse desde negarles el acceso a documentos públicos hasta detenciones arbitrarias, amenazas verbales y violencia contra periodistas que cubren noticias delicadas.

Rendirse ante la presión y violencia nunca fue una alternativa para Rocío Gallegos y las personas en la red, sino al contrario. Por eso trabajan de manera cada vez más intensa dentro del periodismo, para que la libertad de palabra siga vigente donde más se necesita.
-Nuestra meta es el aprendizaje. Nos esforzamos por crear conciencia dentro del gremio sobre nuestra vulnerabilidad y por encontrar juntos formas de enfrentar los problemas, dice ella.

Los reporteros deben ser más profesionales, considera Gallegos, y los reporteros que investigan a fondo deben ser más no menos. Talleres sobre reportes de guerra y sobre cómo aproximarse a los afectados, seminarios sobre información pública e investigación a fondo, discusiones sobre estrategias de seguridad e información constantemente actualizada sobre cómo la amenaza y otros delitos contra los periodistas son monitoreados, son nuestras herramientas. En la labor reciben ayuda de otras redes con desafíos semejantes, por ejemplo la Red de Periodistas de a Pie de la Ciudad de México.

La red no quiere dictar cómo deben trabajar los periodistas en la ciudad, señala Gallegos, sino solamente mejorar las condiciones para que los colegas puedan prever situaciones de riesgo y manejarlas de la mejor manera. No obstante, la mayoría de ellos se ven obligados a cambiar su forma de trabajar por las circunstancias. Noticias exclusivas han tenido que dar paso a la seguridad que implica trabajar en grupo.El prestigio implícito en el nombre del autor al pie de un reportaje bien escrito sobre los estragos de la violencia o de una foto conmovedora, ha tenido que dejarse de lado ante el riesgo de castigo por parte del crimen organizado o del estado mexicano. Un contacto continuo entre jefes y colegas es la clave.

El trabajo de Gallegos y sus cuatro colegas en la red no ha pasado desapercibido. Ella y Sandra Rodríguez fueron reconocidas con el premio Zenger en octubre de 2012, otorgado por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Arizona. Actualmente la siutación en Ciudad Juárez parece haberse calmado –por lo menos por lo que se ve. La cantidad de homicidios disminuyó alrededor de la mitad entre los veranos de 2011 y 2012. También la cantidad de secuestros, robos y extorción ha bajado. Según la Secretaría de Seguridad Pública de México ha sido el resultado de medidas afortunadas por parte del gobierno. Según la norteamericana DEA se trata más bien de que el cartel de Sinaloa ha ganado la guerra contra sus competidores y ahora opera en libertad en la ciudad.

Para los periodistas la diferencia es, sin embargo, marginal. Las amenazas, el acoso y la violencia contra los medios continúa en todo México y nunca se habían investigado tan pocos delitos como ahora. En los últimos años sólo 19 por ciento de los casos se ha llevado a juicio y solamente el 7 por ciento ha dado lugar a condena, según organizaciones de derechos humanos. En el estado de Monterrey las redacciones de los periódicos son atacadas con morteros y los periodistas de Veracruz huyen del estado desde que cinco colegas fueron asesinados el año pasado. La red de periodistas en México tiene aún un trabajo enorme por delante, un trabajo que puede ser decisivo para el futuro del país.

-Actualmente la libertad de expresión probablemente atraviesa por el periodo más decisivo en la historia de México. No vemos respeto alguno por el periodismo, la libertad de expresión y ni siquiera por la democracia; y si no hay un respeto por estos derechos civiles, la democracia descansa en un terreno inestable, dice Rocío Gallegos.

Antecedente
Ciudad Juárez es una ciudad con algo más de 1,4 millones de habitantes que está en el estado de Chihuahua precisamente en la frontera con Estados Unidos. Del otro lado del alto muro está la ciudad gemela El Paso, en Texas, conocida como una de las ciudades más seguras de Estados Unidos. Sin embargo Ciudad Juárez ha llegado a ser, tanto en México como en el mundo, sinónimo de violencia, delito y corrupción.

Durante los noventa la ciudad llegó a ser famosa por una ola brutal de feminicidios. La ciudad está dominada por el cartel Juárez dirigido por la familia Carrillo Fuentes. Cuentan con la ayuda de un grupo de sicarios llamado La Línea.

A principios de la década 2000 el cartel de Sinaloa, bajo el liderazgo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, inicia una ofensiva para obtener el control de la ciudad fronteriza y la seguridad de sus habitantes empeora rápidamente.

En 2008, Felipe Calderón el presidente recién electo, envía cientos de soldados a Ciudad Juárez, como parte de su nueva línea dura contra los carteles. Pero la violencia sólo se acelera y en 2009 Calderón envía a la ciudad, 7000 soldados más, aparte de 3000 policías federales. Ese año se cometen alrededor de 189 homicidios por 100,000 habitantes –23 más que lo que la Organización Mundial de la Salud OMS define como una epidemia.

Los datos sobre cuántos homicidios se han cometido en Ciudad Juárez varían dependiendo de la fuente. Según el Observatorio de Juárez se cometieron cerca de 9000 homicidios en la ciudad entre 2008-2011. Muchos medios masivos que llevan su propio record de los homicidios cubiertos, dicen que se trata de varios miles más. Entre los asesinados hay muchos activistas que protestaban contra la violencia y la impunidad de los culpables, además de dos periodistas.

A ello hay que agregar miles de violaciones y casos de extorción al igual que cientos de secuestros. Solamente muy pocos de los delitos denunciados han sido llevados a juicio.

Fuentes
Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadanas del Municipio de Juárez (http://observatoriodejuarez.org/dnn/Estadisticas/Homicidios.aspx), El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/nacion/186115.html), Reuters.

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